sábado

Introducción

El siguiente documento es una colección de escritos seleccionados de entre otros muchos de los que se encuentran en http://revistavicaro.blogspot.com. Vícaro originalmente era una revista digital, colectiva, independiente y gratuita, construida con artículos de sus lectores y editada en forma de pdf. En un momento dado la revista dejó de publicarse, y entonces se nos ocurrió continuarla en forma de blog. El primer artículo en este formato se publicó el 19 de diciembre del 2006, y para conmemorar su quinto aniversario, ponemos a tu disposición esta selección.

Los artículos seleccionados están ordenados por fecha (desde el más antiguo hasta el más reciente). Cada artículo incluye la fecha original de publicación, su autor, una serie de etiquetas que intentan dar una idea general sobre el contenido de la historia y un enlace al artículo original y a sus comentarios.

Existen versiones de este documento en pdf, epub y mobi. Te las puedes descargar en los enlaces de la derecha. Debajo de los enlaces está también la tabla de contenidos.

víctor, madi, didgewind, ricardo, merteuil, carlos y neige escribieron los relatos.

aruna hizo los dibujos, excepto el de 'taoism', que es de mavuriku.

los dibujos de aruna y todos los escritos, excepto 'feminismo: el gran triunfo del machismo' tienen una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported License. Puedes obtener más información en http://es.creativecommons.org/licencia/

'taoism' es (c) Sara Joy Grzybowski, puedes ver su trabajo en http://mavuriku.deviantart.com/

Que lo disfrutes.

Prólogo

Una vez soñé que quería escribir en un blog y cinco años después revista vicaro es una realidad escrita. Letras que fundieron en relatos mis emociones soñadas, mis sensaciones vividas. Mis letras y las de todos los autores que forman este blog, se han ido entrelazando durante este tiempo. Ilusiones y realidades que se mezclan hasta no saber distinguir qué fue verdad y qué fue sueño. Como si una pudiera darse cuenta de cuándo sucede lo uno y cuándo sucede lo otro. La magia de nuestros corazones con la magia de internet. Sentimientos que viajan por la red y llegan a cualquier rincón del planeta. Ondas de amor virtual. Vibraciones que bailan en el aire, a veces solas a veces acompañadas, crean danzas en la tierra de quien las recibe.

Releer todas las historias para la composición de este e-book ha sido un extraño pero familiar reencuentro con un yo pasado que ha formado este yo presente. Personajes que he sido y que han ido dando forma a lo que soy ahora. Un ahora que está escribiendo. Un futuro que voy formando.

No sé si sueño que escribo o escribo que sueño este prólogo. Pero igualmente gracias a los autores y lectores que compartimos este viaje de la vida.


El geranio inmortal

21 de diciembre del 2006

carlos

pensamientos, consciencia, muerte

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Aquel día salíamos de “El final” después de tomarnos quince o veinte té’s. El té era nuestro, lo llevábamos en un bote y nos echábamos cucharadas en vasos de agua caliente que Pepa nos cobraba de vez en cuando. Los clientes del bar miraban el bote con curiosidad. Debían pensar que aquella hierba del bote era alguna droga que consumíamos con regularidad.

En la puerta, todavía con cachos de hierbajos de té pegados entre los dientes, Vicente soltó una reflexión de ésas que sólo un genio como él es capaz de soltar, y que el intelecto de uno tarda años en asimilar. Si es que lo hace alguna vez.

Dijo Vicente: “Tío, con los avances de la clonación, en el futuro será posible hacer un clon de ti mismo y así evitar la muerte. Si tienes una enfermedad, sólo necesitas crear un clon tuyo sin ella y si tú te mueres queda tu clon. Seremos inmortales.”

Yo, desde mi ignorancia le contesté: “Amigo, tu clon será igual que tú, pero no serás tú. Será una copia de ti, pero lo que tú eres es intransferible. Si la pinchas, lo único que tienes garantizado es que habrá otro tío igual que tú, pero no podrás continuar tu vida en él.”

Vicente, al escuchar esto, se quedó serio durante unos segundos. En aquel momento pensé que se había dado cuenta de que su reflexión era estúpida. Pero ahora, mirándolo con perspectiva, tengo mis dudas. Quizás estaba triste porque yo no había comprendido con profundidad el sentido de su reflexión :-)

Hoy creo entenderlo mejor, aunque seguramente necesite unos cuantos años más para comprenderlo por completo.

Me di cuenta el otro día.

Resulta que hace un año, en un viaje a Sevilla, cogimos un trozo de un geranio y lo plantamos en casa. Y brotó.

Llevo un tiempo pensando en cortar otro trozo del geranio, para plantarlo en otra maceta y tener así otro ejemplar, digamos que una copia de seguridad. No me gustaría que se secara y quedarme sin él.

Este pensamiento hizo que me asaltara una duda existencial: si corto un trozo del geranio, lo transplanto y crece, y en un futuro se muere el brote de geranio que traje de Sevilla, ¿se habrá muerto “el geranio de Sevilla”?

Estaba ahí, con el comecome de mi duda, y pensé que debía compartirla con alguien. Así que pregunté a Natalia: “Natalia, si cortamos un trozo del geranio de Sevilla, lo plantamos en otra maceta y agarra, y después se muere el geranio original… ¿dirías que se ha muerto el geranio de Sevilla?”

Su respuesta fue contundente: No.

Yo también creía que no.

Entonces me di cuenta de que ni siquiera estaba seguro de que el geranio sevillano del que cogí mi brote inicial fuera el geranio original. Tal vez era una copia de una copia, un brote de un brote de otro brote. Puede que el original muriera ya hace años, y puede que ni siquiera fuera de Sevilla.

Lo mismo el original era de Murcia y había otro en su casa trasplantándolo de un lado a otro para que “el geranio de Murcia” no se le muriera. Este sinsentido me hizo darme cuenta de que el geranio de Sevilla era inmortal porque nunca nació ni existió en realidad, más allá de en mi necesidad de darle un nombre.

Y entonces creí entender algo, de manera difusa, subliminal. Y después volví a no entender nada.

Puede que te parezca una locura, pero tengo la sensación de que me queda mucho que aprender de ese geranio. Si lo hago te lo contaré desde este lugar mágico y entrañable que nos conecta hace tiempo,

Con cariño,

Carlos

Julio 2002

28 de diciembre del 2006

didgewind

amor, versos

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Mi amada se fue
dejándome la luna como recuerdo.
Mi amada se fue
y sólo conservo la miel de sus besos.

¿De qué sirve amanecer
si ella no está aquí?
¿Para qué abrir los ojos
si no la veo a mi lado?
¿Por qué despertar
para seguir sufriendo?

Mejor, entonces, seguiré dormido
y así, al menos, la tendré en mis sueños.

El plan

10 de enero del 2007

ricardo

relatos, relaciones

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Federico es un tipo que está un poco cansado de cómo van sus historias con las mujeres. Lleva un tiempo pensando en cambiar de actitud, los rollos de una noche a veces se complican, los que quieres que duren más a veces - la mayoría de las veces - no tiran para adelante... esas cosas que pasan.

El caso es que pretende simplificar el proceso y se le ha ocurrido la siguiente idea. Visto que la mayoría de las veces son las mujeres las que eligen, o por lo menos eso se dice, y teniendo en cuenta que a él le gustan bastantes mujeres, está pensando en decirle a todas las mujeres que le gustan precisamente eso, que le gustan. No importa que tengan novio o estén casadas o sean lesbianas o pasen de él. Ninguna de esas cosas importa. El único criterio es que le gusten y el objetivo es informarlas a todas. Parece que es simple y además Federico tiene bastante paciencia, con lo que a la larga, y con un poco de suerte, igual sale bien. No tiene que ser ahora, pero las que tienen novio o marido puede que un día lo abandonen o sean abandonadas y, tal vez, se acuerden de él, y, tal vez, a él le sigan gustando. No tiene nada que perder, además no tiene vergüenza.

Con esta idea en mente, una noche, coincide con varias amigas y hablando con dos de éstas les comenta el plan. Una de ellas le tira los planes abajo con un buen argumento: es muy probable - y de hecho cierto - que entre todas las mujeres que le gustan a Federico haya algunas que sean amigas y que se comenten la jugada:

- ¿Sabes lo que me dijo Fede el otro día?...

- ¡No jodas! A mí también. ¡¡¡Qué cabrón!!!

Lo que en un principio podía ser un punto a favor se convierte rápidamente, y sin entender muy bien por qué, en un puntazo en contra.


Der cicerone

16 de enero del 2007

andreas

versos, amor

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me quieres

porque puedes contar con los dedos que te faltan

porque cuando juegas a las escondidas

tengo encendidas las luces de esos lugares donde te aferras a las rodillas

porque mis ventanas son como puertas

y a los pájaros de esa felicidad lírica y fallida le alcanzan sus nidos con nuestras alpargatas

me quieres

porque cuando llueve a las nubes (las que nos vuelan entre la naríz y la frente)

les espanta mi tambor de hojalata

mis palabras de hierro mis ganchos de risa maldicha mi maneras de niño resabido

porque hablo tu nombre cuando todo en ti está callado y no sabes volver.

Dormir con alguien (de) nuevo

23 de enero del 2007

didgewind

relatos, relaciones, sexo

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Mi pecho contra su espalda, mirando ambos hacia la izquierda de la cama; mi brazo derecho rodeando su cintura; acoplo mis piernas recogidas entre las suyas, también recogidas; como una sillita de la reina. Pero no puedo pegar mi pelvis contra la suya, somos sólo amigos y si tengo una erección en medio de la noche puede resultar muy embarazoso, aunque seguro que es una tontería, ya no somos críos y es una reacción fisiológica involuntaria, y además, en sueños; si no tuviéramos TAN claro que somos sólo amigos, o mejor, si fuéramos amantes o casi o amantes esporádicos entonces no importaría, al contrario, probablemente ella se sentiría deseada y halagada, sin necesidad de que ése sea el orden, pero no lo somos, así que me retiro ligeramente hacia atrás y dejo un espacio de seguridad aceptable. ¿Cómo sitúo mi brazo izquierdo? Me duele si apoyo todo el peso de mi cuerpo sobre él, y si lo doblo apoyado en su espalda, además de ser incómodo ya no dormimos tan juntos, parece como si necesitara un espacio entre ella y yo, y no es así, al contrario, necesito sentir su piel, su calor, el olor de su pelo... que hace que me pique la nariz, espera, mejor paso el brazo por debajo de la almohada y de su cuello, así asomo mi cara sobre su cabeza y además de poder respirar a gusto estoy como por encima suya, protegiéndola. Mucho mejor. Pero no puede estar cómoda de esta manera, con mi brazo bajo su cuello, aunque esté la almohada por medio se le va a quedar el cuello rígido, con tortícolis por la mañana.

- ¿Estás cómoda?

- Yo sí, ¿y tú?

- Yo estoy de puta madre.

Parece que puedo dormir tranquilo...

Me despierto entre sudores, ¿qué hago mirando al techo? ¿Y mi brazo izquierdo, dónde está? ¿Por qué me duele tanto? Vaya, se me quedó dormido... A ver cómo lo saco de debajo de la almohada sin que se despierte... De momento, a ver si moviéndome un poco, lentamente, consigo arquear ligeramente el codo y así ya se hace algo más soportable, ya me preocuparé luego de sacarlo del todo. Menuda erección que tengo ahora, ¿y por qué estoy vuelto hacia arriba? ¿Qué estaba soñando? Vale, ya recuerdo, soñaba que ella se movía un poco, entre sueños, y al mínimo roce con su cuerpo yo me corría; luego se daba la vuelta, me besaba y me volvía a correr; metía a continuación su mano bajo mi ropa interior y me corría de nuevo; y en ese momento le he dicho que no sabía lo que estaba pasando, y a jurarle y perjurarle que no me había sucedido nunca... y luego me he dado la vuelta para dejar de sentir su piel y no correrme otra vez. Eso explica que me encuentre ahora en esta postura, me he debido mover en sueños. Y el brazo me duele horrores, a ver si consigo sacarlo sin despertarla... Venga, y ahora, ¿cómo me pongo? Quiero seguir sintiendo su calor, pero encontrar la postura adecuada es complicado: mejor me quedo así, bocaarriba, que estoy bien, y dejo mi brazo apoyado sobre su pierna, que sepa que sigo ahí...

¿Qué hago de nuevo de lado? Espera, estoy muy bien, no me duele el brazo, y delante tengo mucho espacio... ¡porque ella no está! Joder, sí que está... pero detrás. Ahora me doy cuenta, sillita de la reina pero al revés; sus piernas se acoplan recogidas entre las mías; su brazo izquierdo rodeándome, su mano apoyada en mi pecho; mirando ambos hacia la derecha de la cama, y su pecho contra mi espalda. Puedo sentir su pelvis bien apretada contra mi pelvis, y su brazo derecho... a saber. Yo estoy estupendamente, supongo que ella también, puedo sentir su respiración lenta y tranquila, debe estar dormida. Seguiré su ejemplo, buenas noches, cielo.


taoism

Masturbarse: la segunda mejor manera de empezar un nuevo día

31 de enero del 2007

merteuil

relatos, consciencia, sexo

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Los rayos de sol de primera hora de la mañana asoman ya por entre los edificios y se reflejan en los cristales de las ventanillas de los coches que forman una larga caravana en la M-30. Llevan un buen rato parados. Los rostros de la gente que va en su interior reflejan cara de pocos amigos, salvo el de una chica que sonríe, Marteuil. Sube la música con la mano derecha (The Smiths) y después se la coloca en la entrepierna por debajo de la falda. No lleva bragas. Un tanga reposa en el suelo, al lado de sus pies descalzos. Comienza a mover suavemente los dedos, acariciándose con movimientos circulares el clítoris y suspira de placer. Con la mirada perdida observa la fila de coches que tiene delante.

Merteuil (sus pensamientos): Tengo lo menos 45 minutos para darme placer... ¿Cuantos orgasmos tendré tiempo de disfrutar? Nunca hay manera de contarlos, en el séptimo pierdo la cuenta... me encanta esta canción... Ahh, creo que el primero ya esta aquí....

La fila de coches de su izquierda comienza a moverse. Un señor trajeado de rostro muy serio pasa a su lado. Luego pasa una chica con cara de borde que va hablando sola. Un matrimonio que no se habla va detrás.

Marteuil (ronroneando): Sííí... puf... qué bien. Sus dedos se detienen unos instantes para volver a deslizarse lentamente a un lado y a otro. Poco a poco los va moviendo con mayor rapidez... Ahhh... Los detiene y aprieta las piernas con fuerza. El coche que tiene delante ha empezado a avanzar y saca la mano de debajo de su falda para meter primera. Se mueven unos metros y vuelven a detenerse. No hay dos sin tres... Se lleva las manos a su clítoris, que está húmedo e hinchado y lo acaricia con ansia. Ahhh, joder... Sus dedos se detienen otra vez. Mira a su izquierda y ve a un conductor gritando al de delante. Se ríe. Mira a su derecha. Una mujer que va discutiendo con un hombre que va a su lado le recuerda a la rancia de su vecina. Se vuelve a reír y comienza otra vez a mover sus dedos. Qué maravilla de atasco, cuanto más dure mejor. No entiendo a esta gente con tanta prisa, ¿a dónde tienen tanta urgencia de llegar? ¿Tan maravilloso es su destino que piensan que estar en un atasco es perder el tiempo? ¿Una caravana de coches es lo que les separa de la felicidad en la que viven? Creo que la mayoría se preocupan tanto de no llegar tarde que no piensan en que se puede disfrutar por el camino.... Ahhh.... qué bien... el cuarto..... ahhhh... el quinto... Ahhh.... Ahhhh... Dios... ¿Por qué se dirá Dios, cuando se tiene un orgasmo?.... Mierda, ahora que venía otro tengo que volver a poner primera porque los coches se mueven... ¡Joder, yo quiero que siga habiendo atasco!

La caravana se disuelve poco a poco. Merteuil conduce hasta la puerta de un enorme edificio gris y aparca. Mira hacia el último piso y la sonrisa desaparece de su rostro.

Merteuil: Puf, necesito unos cuantos orgasmos más que me den la fuerza necesaria para subir. Permanece un rato dentro del coche sin parar de tocarse y de gemir. Lo malo de la masturbación femenina es que nunca se encuentra el momento de parar, llegado un límite de excitación siempre se quiere más. Resignada deja de tocarse y se pone el tanga y las sandalias. Se baja del coche estirándose la falda y no puede evitar apretar las piernas y contraer su rostro de placer. Madre mía, como no me controle me voy a correr otra vez en el ascensor... ¡¡y a ver quién más sube en él!!

Sin título

31 de marzo del 2007

didgewind

pensamientos, relaciones, infierno

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Esta mañana me he levantado algo tristón. Será que he dormido poco, o quizás (que ella no quiso pasar la noche conmigo) los chupitos de licor que tomamos anoche. El día está frío y gris, como mi ánimo. Las nubes no dejan pasar el sol y a la vez hacen de espejo, reflejando su luz por todas partes. La melancolía es hermosa.

Ahogo mis penas con amigas que, como yo, sólo buscan un poco de cariño, un instante de éxtasis para engañar a la soledad. Un sucedáneo vacío y triste de la felicidad.

He leído por ahí que escribir es una buena terapia para la depresión. Si Merteuil se está agarrando a sus malabares, a mí me está salvando este blog.

Neige (a ver si te vemos pronto por aquí) me dice que las cosas que escribimos en esta página son muy tristes. ¿Cómo no van a serlo, si la vida es a veces una puta mierda?

Huída hacia adelante

19 de mayo del 2007

didgewind

versos, consciencia

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Hace tiempo que ya nadie

se pasa por casa.

La gente sólo viene

cuando hay grandes fiestas

o si invitamos a cenar.

Pero ya nadie me llama

y me dice

'qué hay kike, me paso

por tu casa

y nos tomamos un té

o un café'.

Ni siquiera un porro.

Hubo un tiempo en que

todos los días

cuando llegaba a casa

por la noche

siempre había gente en el salón.

Sarah, Micheal, Manuela,

y tantas otras personas

que hacían mi vida diferente.

Mucho más amena.

No tan rutinaria.

Claro que antes estaba Sergio

y Sergio daba mucho juego.

Ahora la gente del piso trabaja

y su vida social

se juega en otras canchas.

El único que a veces se pasa es Ángel,

pero él es el vecino

y vive en el cuarto.

Realmente

desde que vivo en un quinto sin ascensor

mi vida ha cambiado mucho.

Mi zahir mi soledad

20 de mayo del 2007

merteuil

pensamientos, amor, infierno

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Estoy leyendo El Zahir, un libro en el que Paulo Coelho nos viene a recordar que el amor es el motor del mundo. Un Zahir es aquello con lo que una vez entramos en contacto, acaba poco a poco ocupando nuestro pensamiento, hasta que no somos capaces de concentrarnos en nada más. Para Coelho es una mujer. Para mí, en éstos, los peores años de mi vida, mi Zahir es mi soledad. Lo ocupa todo. Vaya donde vaya, mire donde mire, mi Zahir no me deja nunca. Nadie a quien amar ni nadie quien me ame. Nadie con quien pasear, nadie con quien soñar. Si el amor mueve montañas, si es la esencia de que está hecha la vida, los que no aportamos ni recibimos amor somos seres muertos e inútiles que deambulamos por las calles incapaces ni de mover una roca. Si no hay amor no hay movimiento, si no hay movimiento no hay vida y si no hay vida no hay amor...y si no hay amor no hay movimiento...y doy otra vuelta más a mi círculo vicioso.

Mi Zahir me lleva a veces al puente Segovia, y por suerte (buena o mala, nunca se sabe) tengo vértigo, así que no me asomo demasiado. En realidad, el ayer, el hoy y el mañana me producen más vértigo aún y no dejo por ello de asomarme y caer en su abismo, en el de recordar cómo una a una fui perdiendo a todas mis amigas, en el de vislumbrar un hoy en el que nadie desea mi compañía, en el de un futuro vacío, ni siquiera negro. La vida pasa, pesa y pisa mis sueños pero nada se posa en ella. Me dejo arrastrar por las horas que pasan y pesan y pienso: cuando uno siente hambre, come, cuando siente sed, bebe, cuando tiene un sueño lo persigue, pero cuando no siente nada no hay nada que perseguir porque nada nos alivia. Y si no se persigue nada no hay movimiento... Así que me repito cada día: si no venzo a mi Zahir más me valdría morir. (Repeating in my head__ If I can't be my own__ I'd feel better dead).

Es curioso cómo un libro que se supone optimista y lleno de frases que inducen a vivir, a mí me inducen a no encontrarle ningún sentido a mi vida. Quizás porque Coelho para vencer o conseguir a su Zahir se ayuda del misticismo y ése es un lenguaje que a mí no me llega. Quizás porque su victoria hace más patente mi derrota. Quizás porque me recuerda que no tengo nada ni nadie que me haga saltar hasta tocar las nubes.

Sigo con el viaje de mi vida, con mi Zahir al lado recordándome que lo haré sola y que vaya donde vaya nadie estará esperándome. Esa sensación me vuelve loca cada día, nadie con quien hablar, nadie con quien reír, nadie a quien le importe si vivo o muero, ni siquiera a mí... y entonces vuelvo otra vez a pensar en lo innecesario de mi presencia.

Tengo que acabar con él, con mi Zahir, con mi soledad, porque ella esta acabando conmigo, debo impedir que siga ocupándolo todo porque si no seré un pez muerto al que se lo lleva la corriente del río y no hay nada más triste y despreciable que estar muerta en vida. Pero sin ilusiones, sin sueños, sin nadie a mi lado, no sé cómo voy a conseguirlo... o más bien no sé para qué.

Feminismo: el gran triunfo del machismo

16 de junio del 2007

neige

pensamientos, relaciones

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Es cierto que a lo largo de los tiempos han existido profundas desigualdades e injusticias que, con más o menos acierto, se han corregido: racismo, xenofobia, prohibición del voto a causa del género, persecución de la homosexualidad...

Afortunadamente, hemos superado una buena parte de estos problemas, al menos en lo que llamamos Occidente. Fruto, principalmente, de las ideas liberales de la Ilustración, donde el ser humano se reviste de una serie de derechos que sólo tienen como límite los derechos de los otros, su bienestar y la ley. A eso se le llamó Estado de Derecho.

En un Estado de Derecho se supone que todos somos ciudadanos con las mismas oportunidades, libertades y deberes, independientemente de nuestro género, condición sexual, raza o religión. Hasta aquí todo parece perfecto.

Es evidente que no todos los ciudadanos aceptan las reglas del juego, sigue habiendo gente que es racista, xenófoba, homófoba o misógina, y sin llegar a tanto, es cierto que todavía hay dosis de machismo que llevan a ciertos hombres a pensarse superiores a las mujeres. Pero quiero creer que no son la inmensa mayoría y que para perseguir estas cosas están las leyes. Luego, en mi caso, como mujer, ¿para qué quiero una ley que nos discrimine nuevamente aunque sea de forma positiva?

Y lo de "positiva" tiene muchos matices, para mí la discriminación es siempre negativa. Porque yo, que trabajo en un lugar donde la mayoría son hombres, la nueva ley será la excusa de los machistas para decirme que si he llegado donde estoy es porque hay que cumplir la cuota.

Por otro lado, pienso que el movimiento feminista radical ha sido el mejor triunfo del machismo de siempre.

La mujer, para igualarse al hombre, no ha pretendido adquirir sólo sus mismos derechos, que son intrínsecos a su condición de seres humanos, sino que se ha masculinizado. Es algo que se siente en todas partes. Si una mujer decide dedicarse a ser ama de casa es vista como una esclava, si un hombre toma la misma decisión se supone que es un mantenido. La mujer se ha cargado con la responsibilidad de tener los hijos, de amamantarlos, de educarlos y, además, de ser sexy, atractiva, de ser la puta que el marido necesita, para que no se vaya a buscarlo fuera de casa, de trabajar, de triunfar en su carrera, incluso aunque no le guste. La mujer está obligada a trabajar, aunque sea en una oficina, en el empleo más aburrido del mundo, para demostrar que se merece ser como el hombre.

Automáticamente se ha infravalorado el trabajo que han hecho nuestras antepasadas, nuestras madres y abuelas que "no trabajaban". Ser ama de casa se ha convertido en sinónimo de fracaso personal, de falta de realización. Nosotras, las hijas, no aspiramos a ser como nuestras madres o abuelas, queremos parecernos a nuestros padres o abuelos. No queremos encerrar nuestra vida entre cuatro paredes dedicándonos a la aburrida tarea de criar hijos o administrar el hogar.

En resumen, no hemos alcanzado más derechos, sino más deberes. La mujer busca la aprobación de los hombres, masculinizándose, informándose de como satisfacerlos sexualmente, realizando, si es preciso, jornadas agotadoras tanto en casa como en el trabajo. ¿Para qué? Para no ser como nuestras abuelas, unas mantenidas.

¡Qué gran equivocación! El feminismo radical ha echado por tierra el trabajo que las mujeres han hecho por la Humanidad a lo largo de la historia. Porque la Humanidad ha sobrevivido gracias a las mujeres, que han alumbrado las nuevas generaciones y las han educado. En tiempos de guerra, las mujeres han reconstruido lo que los hombres destruían. Aún así, las mujeres consideramos un triunfo nuestra entrada en el ejército, a ser posible fuera de la retaguardia.

Hasta en la moda, nos visten hombres que desean ser mujeres, transformando nuestras curvas pensadas por la naturaleza para generar vida, en líneas andróginas, para satisfacer su ego desesperados de artistas. Y las mujeres, lejos de levantarse frente a tal atentado contra la salud, caen en la trampa, se arrastran en el lodo de la anorexia para enfundarse la talla 36 del vaquero de moda.

Mientras la mujer se masculiniza, el hombre se aprovecha de las circunstancias. En el matrimonio, la mujer amamanta y cría, pero a la hora de invitar en un bar, que cada uno se pague lo suyo, no sea que resulte machista.

Mientras la mujer se vuelve más sexy para el hombre, el hombre responde con celos, agresiones y asesinatos. Ya no sólo los hombres, hasta los niños de 17 años se despechan de tal manera que asesinan a sus "ex".

Las mujeres son educadas para que sepan hacer de todo, pero los hombres siguen siendo educados de la misma forma.

Quizá el mundo funcionaría mejor si en vez de habernos masculinizado las mujeres, se hubieran feminizado un poco los hombres. Probablemente, en ese caso, y atendiendo a las estadísticas, habría mucha menos gente en la cárcel por delitos de sangre.

Nuestro verdadero triunfo, el de la mujer, llegará el día en que no queramos ser iguales a los hombres, y estemos orgullosas de nuestra singularidad como mujeres, algo que no tiene nada que ver con que, como ciudadanos, tengamos los derechos de cualquier ser humano a decidir nuestro futuro.


3 en 1

12 de agosto del 2007

didgewind

relatos

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Cogí el coche, un Mercedes de hace 20 años, y me fui para San Roque. Llegué a la dirección que me habían dado, aparqué y llamé a la puerta. Me abrió un chaval sudamericano, con gorra. Parecía que me estaban esperando.

- Pasa.

Dentro, en el salón, había bastante gente. Seis chicos ocupaban distintos sillones y sofás. Un par se estaban haciendo un porro, otros dos charlaban y fumaban, otro miraba la tele con ojos idos. El último estaba preparando fichas y cartas. Una chica me miraba curiosa, otra se estaba metiendo una raya, supongo que de coca, usando la carátula de un cd. Me miró con ojos vidriosos.

- Hola, dije.

- Hola, respondió. ¿Quieres una?

- Bueno.

Cogí la carátula y el billete enturulado que me ofreció. Lo apoyé en la mesa y me metí. Un poco cayó de nuevo de mi nariz al cd. Nunca se me ha dado bien meterme rayas.

- ¿Tienes algo para beber?

La coca siempre me queda mal sabor en la garganta.

- ¿Una cerveza, coca cola...?

- Coca cola está bien, gracias.

Me senté en el sofá. Me ofrecieron un porro. Era bueno. Algunos chicos se sentaron alrededor de la mesa. Repartieron fichas.

- ¿Tú vas a jugar?

- ¿Qué es, póker?

- Sí, póker.

- Venga, va.

Sonreí tontamente. No debería fumar mucho, esa hierba, o costo, o lo que sea, era fuerte, y no me iba a enterar de la partida.

- ¿Cuantas fichas quieres?

- ¿Cuánto estáis jugando?

- Yo qué sé, 10 euros, 20...

- Espera, a ver cuánto tengo.

Saqué el monedero. Aproveché para sacar también las llaves del coche, y el móvil, y los dejé encima de la mesa. Así estaba mucho más cómodo. Me sentía observado. ¿Era una expresión burlona lo que veía en los ojos de esa chica? Será la marihuana. Me pasaron otro porro.

- ¿Cuantas fichas vas a querer?

- Sí, perdona.

Abrí el monedero. Tenía 30 euros. Saqué también una bolsita con un polvo blanco, ¿coca o speed? Ni idea. Se la di al chaval de las fichas.

- Dame 15 euros, y hazte unas rayas si quieres.

- ¿Qué es?

- La verdad es que no lo sé.

Algo de polvo se me quedó pegado a los dedos. Los pasé por mis labios para ver qué era, pero la marihuana había alterado mis sentidos. Bebí coca cola. Las burbujas chocaban contra mi paladar. Parecían petas zetas. El de las fichas le dio la bolsa al chaval de su derecha. Creo que es coca, le dijo. Se puso a barajar y repartió cartas. Me ofrecieron otro porro, pero esta vez lo decliné. Tenía una buena mano.

- ¿Y qué tal todo?

- Bien, como siempre.

- Te pongo tus cosas aquí, al lado de la tele.

- Toma. Me pasaron de nuevo el cd. Y tu bolsa.

- ¿Qué es al final?

- Zarpa.

Zarpa, farlopa, coca, perico. Cada generación renombra sus vicios, como si así los conocieran más e invocaran poderes nuevos para controlarlos. Estaba buena. ¿Qué coño hacía yo con una bolsita de buena farlopa en mi monedero? A saber de cuándo sería, pero la hierba no me dejaba pensar bien. Jugamos varias manos. Los porros seguían pasando, a veces fumaba, a veces no. Nos hicimos una cuantas (zarpa, farlopa, perico, coca) rayas más. Estaba perdiendo, pero tranquilamente.

- Dame otros 15.

No se puede jugar al póker fumando. Pero bueno, no se trata de ganar. Me lo estaba pasando bien.

- ¿Me dejas el teléfono para hacer una llamada?

Me volví para encontrarme unos ojos azul intenso mirándome inquisitivamente. Era la chica del principio, la de la expresión burlona.

- Sí, claro, acerté a contestar.

- Toma, te lo cambio por un porro.

La chica cogió el móvil. Marcó un número y se fue para otra habitación.

- Oye, ¿vas o no vas?

- ¿Perdona?

- Que si vas.

Intenté concentrarme. Lo importante es no dar la sensación de que no te enteras, pero a mí me resulta complicado. Mis gestos, mis movimientos, me delatan. Soy como un libro abierto.

- Voy, voy. ¿Cuánto hay que poner?

- Dos fichas, dijo sonriendo. Un libro abierto.

- Nosotras nos vamos, hasta luego.

- Chao.

Seguimos jugando y lo perdí todo.

- ¿Quieres más fichas?

- No, gracias, creo que me voy para casa.

Me levanté para recoger mis cosas. Faltaban el móvil y las llaves del coche. Estaba super fumado y no me atrevía a preguntar.

- Oye, la chica ésta, ¿ha dejado mi móvil por algún sitio?, le pregunté al que repartía fichas.

- Yo qué sé, tío, tú sabrás a quién le dejas las cosas.

- Es que también me faltan las llaves del coche.

- El coche está atrás, lo hemos movido. Ven por aquí.

Fui con él por un pasillo largo y oscuro. Estaba algo asustado. Me abrió una puerta que daba a la calle, del otro lado de donde había entrado.

- Vuelve cuando quieras, me dijo, sonriendo. Y cerró.

La puerta no tenía asa, ni timbre al que llamar. Me di la vuelta y salí balanceándome a la calle. El coche no estaba por ninguna parte. Paré un taxi, me monté y me fui para casa.

Así que de una tacada me quedé sin móvil, sin coche y sin pasta. Y sin la poca autoestima que me quedaba.